12 diciembre 2009

La unión es igual a la perfección

Sonreía tímidamente, me sentía observada pero era una sensación agradable que me daba calor y cariño, una suave brisa fría provocó un leve escalofrío por todo mi cuerpo, este hizo que abriera los ojos, de repente, estaba temblando… miré a mi alrededor, ¿todo el rato había estado aquí?, miré y miré y todo estaba en blanco, paredes altas blancas, cuyo final mi vista no lograba alcanzar, ¿pero qué es esto?, mi cuerpo estaba asustado y temblaba más y más, pronto dejó de obedecer mis movimientos y se quedó paralizado en el suelo, ¡¿qué pasa no me puedo mover?! Abundantes lágrimas empezaron a caer por mi rostro, provocando que se me nublara la vista, pero ahora no solo veía blanco, algo negro se acercaba a mí, pero no era capaz de verlo bien, conseguí limpiar las lágrimas de mis ojos, y lo vi… ¿qué era?¿qué es? Intenté moverme hacia atrás, pero no podía, el miedo me tenía paralizada, empezó a entrar en mí, no me puedo creer lo que está pasando, grité…, pero ningún sonido salió de mi boca, solo facilité la entrada de esa sombra negra… notaba como entraba por mis pulmones, estaba frio, tanto que me quemaba.

Me incorporé en la cama dando una gran bocanada de aire, me quité las sábanas de encima, estaba sudando, sudor frío, últimamente soñaba cosas muy raras, fui al cuarto de baño a refrescarme la cara y volví a dormir, mañana sería un día duro y especial, espero hacerlo feliz.
Al día siguiente llegábamos tarde como era la costumbre.
-La culpa es tuya, que sabias la hora que era y no me has avisado.- me reí por lo bajo y le contesté.
-Bueno, tampoco pasa nada, están acostumbrados.- miré a Carlos con cara de complicidad y aceleramos el paso.
Como me gustaban estos momentos, ya ni me acordaba del sueño tan extraño que tuve anoche, me toque el pecho, aún noto el frío.
-¿Qué te pasa? ¿No has dormido bien? -dijo Carlos.
-Pues no lo sé, he tenido un sueño raro de los míos, ya sabes.- me reí y señalé el escaparate – guala, increíble mira esas zapatillas- que fácil era cambiarle de tema a esta gente.
-Ya estamos llegando, mira ahí están todos. – y así era, estaban todos colocados ya en el parque con las bebidas, cachimbas, todo, no perdían el tiempo. Está siendo un día agradable, brilla el sol, todos reían, jugamos a futbol, bebimos, unos más que otros, fumamos, nada de drogas, si, el día estaba marchando muy bien.

- ¡ah! Voy al baño.- me levanté y me tambalee un poco, había bebido algo más de la cuenta pero rápidamente tome riendas sobre mis pasos y fui a la zona más segura donde nadie me viera.- Pues ya está, ya puedo volver- mientras tarareaba escuché como varias ramas se rompían y miré detrás de mí, para mi sorpresa vi a una chica que no conocía en persona, pero si por fotos y haber oído hablar de ella. Me miró de arriba abajo, yo me quité los cascos de los oídos para escuchar si es que estaba hablando. Como no decía nada me di media vuelta y cuando me disponía a empezar a caminar me habló.
-Vete de aquí, no pintas nada aquí, sobras, ¿entiendes?- no le contesté - ¿eres sorda aparte de tonta? – escuché como sus pasos se acercaban a mi – no vuelvas a tocarle, es mío, te haré daño si vuelves a besarlo o tocarlo – cerré los ojos y note como estaba justo detrás de mí, esta se cree que le tengo miedo o algo, sonreí un poco, pero en ese momento una punzada me destrozó el corazón. – él estuvo conmigo ayer toda la tarde, solo te está utilizando – me di media vuelta y la miré a los ojos, era bastante guapa y no tenía un mal cuerpo, alomejor ella era mejor para él que yo, una punzada mucho peor en el corazón hizo que cayera al suelo y no pudiera respirar, escuché esa voz en mi mente otra vez, “¿ella mejor que tú? ¿por qué no empiezas a valorarte? Eres superior a muchos seres humanos, no dejes que nadie te pisotee” en menos de un segundo mi cuerpo empezó a moverse solo, me sentía diferente, la cogí por el cuello, apretaba, eran tan fácil acabar con ella, intentó liberarse, pero no era capaz, me arañaba y pegaba, pero no sería capaz de hacer que la soltara, la ira estaba dentro de mí, y nada podría detenerme…
-¿Natalia? – miré detrás de mí, y los vi acercándose a donde yo estaba.
-Parece que te has librado. – la dejé caer, vaya si no estaba tocando el suelo, me eche a reír y corrí hacia donde estaba él. – Estoy aquí – sonreí -Lo siento es que no encontraba el mejor sitio.
-Has tardado mucho idiota, fíjate que vine a buscarte y todo.
-Lo siento mi vida.
-Has bebido demasiado.
-¿Por qué? Que va…
-Tienes los ojos rojos…




No hay comentarios: